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MARIACHI

Vieja: El hombre sube y crujen las escaleras, recibiéndolo crujen como tiempo antes en que un día le dijo

Hombre: Tiene que ser así, nunca juntos

Vieja: Ahora aquí a este día llega, ella no cumplirá su promesa. Abrirá la puerta, abrirá la puerta

 

(En una habitación)

Hombre: Qué presencia luminosa

Mujer: Es mi esqueleto, lo puse hacia fuera

Hombre: Te va bien ¿Debería yo ponerme algo?

Mujer: Ese pantalón de piel suelta y porosa, con esa camisa de canas con piel sebosa, se ve muy bien, acércate

Hombre: Si no fuera por tanto hueso, mi tormenta de deseos deformaría tu carne sin sustento, una masa quedarías

Mujer: Y esa masa aún te excitaría

Hombre: Si tú allí estuvieses

Mujer: Y aún más, si tanto apretaras que como una pequeña esfera yo quedara entre tus manos y me echas al ardiente torrente de tu boca, aún tu placer sería inconmensurable

Hombre: No, no me pruebes así tanto, si te quise fue a tu cuerpo y a ese algo. Ten mejor mi sexo pronto adentro.

Mujer: Ah… ah ah ah aahhh…

Hombre: Saludemos a ese extraño que salte ferviente entre nosotros y rompa a patadas nuestros cerebros

Vieja: Hombre bajando del quinto piso, chismean crujiendo las escaleras, cuando se haya ido dirán; ignorante vino ignorante se va. ¿Cuándo sabrá del hijo que tiene de ella? Ese adefesio enfermo que escondido tras la pared escucha la voz del que es su padre. Son los gemidos desbordantes de un subconsciente podrido, fruto de lo que  ahora es él. ¡Acompáñenme, mariachis!

 

 

(En la explanada frente a la línea ferroviaria)

Vieja: El día que nadie quiso que llegara, ese día es hoy. Se lanzó la mujer con el hijo abrazado al pecho bajo las ruedas del pesado tren de fierro. Al llegar el hombre y ver impactado la irreconocible forma desangrada, sin pudor se abalanzó sobre la carne y con su alma superada amó todo lo que ahí muerto estaba, amó a su hijo sin saberlo

 

Para Esmeralda y su niño

Theatrical scene written and directed by Luis Vergara